Observatoire National des Cultures Taurines

Observatoire National
des Cultures Taurines

 

Presidido por André Viard, ha logrado que no se impida la entrada a las plazas a los menores

ANDRÉS AMORÓS / MADRID
Día 24/02/2011

Andres Viard
ÁNGEL DE ANTONIO

En un momento como el actual, en el que tanto se discute cuál es la estructura más adecuada para defender la Fiesta de los toros, el ejemplo francés es valiosísimo. Sobre el Observatorio Nacional de Culturas Taurinas nos informa su presidente, André Viard, matador de toros y editor-autor de la revista «Tierras Taurinas»: «El Observatoire nació hace tres años, después de un largo período de preparación, para reunir a los representantes de todos los profesionales y aficionados: matadores, empresarios, ganaderos, federaciones de aficionados (existen cerca de mil quinientas peñas), la Unión de Ciudades Taurinas (unas sesenta)… Incluye también a algunos diputados, senadores y, a título individual, figuras destacadas del mundo cultural».

La organización es absolutamente flexible, no incluye nada económico: «Cada uno nos pagamos nuestros propios gastos. Por internet, estamos en contacto permanente. También tenemos, al año, dos juntas y una asamblea general». No pretenden tener competencias legales ni administrativas. Simplemente, estudian temas concretos, realizan declaraciones públicas y fijan estrategias para los grupos de senadores y diputados con los que suelen colaborar.

Sin embargo, han conseguido ya importantes logros, como impedir el intento de prohibir la asistencia a los toros a los menores: «El presidente de la República parecía dispuesto a acceder a esa petición de las asociaciones protectoras de animales, quizá pensando que así se calmarían. Nos opusimos radicalmente: si permitimos que nos coman el dedo, mañana nos comerán el brazo y, después, todo el cuerpo… Estuvimos presentes en la convención de Medio Ambiente en la que participaban varios Ministerios (Interior, Sanidad) y exigimos cifras concretas de los casos de jóvenes afectados por traumas psicológicos, por haber asistido a corridas, en comparación con los derivados de la violencia en las escuelas, el cine, etcétera. El contraste resultó absolutamente favorable a los toros».

También han tenido éxito para limitar las manifestaciones antitaurinas alrededor de las Plazas: «Hemos logrado órdenes municipales para crear una zona libre de cerca de quinientos metros. Así se evitan conflictos de orden público. Y, como era eso lo que buscaban, los antitaurinos han dejado de acudir…» Llevan varios años colaborando con entidades como Unión Latina en la recogida de argumentos para conseguir una declaración de la Unesco favorable a la cultura taurina. También se está haciendo algo de eso en España, le digo.

La afición, la gran fuerza

Resulta inevitable preguntar a Viard su opinión sobre la defensa de los toros que llevan a cabo los profesionales españoles. Es respetuosa pero también tajante: «Se ha reaccionado sólo como un sector profesional, cuando se han visto amenazados. Pero se equivocan porque, en sus reuniones, no han dado cabida a los aficionados, la gran fuerza. Representan miles y miles de votos, lo único que puede importarles a muchos políticos. Está muy bien luchar por la economía de la Fiesta, pero hay que enfocarlo desde el punto de vista cultural. El socio capitalista de un negocio es el que aporta el dinero, no el que se lo lleva, y ésos son los aficionados».

La prohibición en Cataluña también ha afectado a los aficionados franceses; según André Viard, todavía más que a los españoles: «En España ha suscitado una reacción positiva. En Francia ha supuesto un golpe muy fuerte, ha dado alas a unos antitaurinos que estaban muy caídos. Ya sé que es un tema político, pero, si eso ha sucedido en España, la cuna del toreo, ¿qué puede pasar en Francia?»